Por Rosemary Atri
Fuerza e Integración desde el Poder de la Respiración
Todo movimiento es una expresión de la vida; muchos de los movimientos que están sucediendo dentro de nuestro cuerpo son involuntarios, como lo es el latido del corazón, la peristalsis y otros ritmos orgánicos, mientras que los movimientos que realizamos para expresarnos en la vida son voluntarios, aun cuando algunos de estos movimientos estén, a su vez, sostenidos por reflejos involuntarios.
La práctica de yoga tiene el potencial de conducirnos a tener un encuentro con nuestras sensaciones, nuestras emociones y expresiones internas. La experiencia inmediata y directa es nuestra mejor guía, siempre y cuando no nos impongamos instrucciones excesivas durante el movimiento, en lugar de dar espacio primero al sentir.
Somos a un mismo tiempo organismos y mecanismos. Por debajo del movimiento aprendido y el condicionamiento reside una inteligencia nata y una sensibilidad común a todos nosotros. La palabra organismo tiene una connotación sensible, fluida y suave que anhela la expresión. Somos organismos antes de aprender a mover nuestra estructura corporal y comprender la mecánica del cuerpo para ponernos erectos, caminar y expresar habilidades de movimiento complejas como pueden ser la danza misma, el yoga, los deportes y diversas otras habilidades.
Al transcurrir del tiempo, descubrimos que mantenernos en forma durante toda la vida no es un valor externo, ni solo un aspecto de apariencia. Se requiere mantener un buen balance entre la sensibilidad y la funcionalidad para sentir libertad, pero a la vez saber movilizar adecuadamente las articulaciones, conservar una buena dinámica en la columna y saber relacionarnos con la gravedad.
Es importante saber que el cuerpo está fundamentalmente diseñado para mantenerse en movimiento, y que la falta de movimiento es tan dañina como lo es el movimiento excesivo y poco funcional.
Es bueno saber que muchas de nuestras lesiones suceden durante las transiciones y que sin darnos cuenta empezamos a vivir incómodos y a perder el sentido de gracia y expresividad.
Es necesario saber que el movimiento inteligente si importa, e importa mucho, ya que cuando lo es, se genera una movilidad óptima a través de toda la arquitectura misma del cuerpo, de forma equilibrada y equitativa cuando sabemos utilizar su fuerza y su sentido de equilibrio.