Agradecedemos a cada uno de ustedes el tiempo que hemos compartido durante el 2018, deseando que el 2019 sea fructífero, saludable, evolutivo y pleno de asombro.

Los inicios de ciclo nos llevan siempre a cuestionarnos, por lo que proponemos como tema de reflexión la siguiente pregunta:

¿Qué es la vida?

En ella están contenidas muchas otras preguntas, tales como, de qué manera se manifiesta, en qué lugares se manifiesta, y muy en especial, que importancia tiene la calidad o nivel de expresión de la vida misma, es decir cómo vivimos cotidianamente.

La verdad es que, de la vida no se puede hablar en abstracto, ya que la vida sólo existe cuando se expresa en la forma, en la naturaleza y en especial en los cuerpos vivientes y en movimiento.

Ser practicante de yoga, comprende mantener una gran curiosidad por la expresividad, por la forma en que la vida está presente en el cuerpo, pero también es valioso observar como se manifiesta en nuestra manera de pensar, en la cosmovisión del mundo con la que nos identificamos, y en todo aquello que llama cotidianamente nuestra atención. Hatha Yoga es traducido generalmente como fuerzas opuestas, pero también se refiere a dar espacio a lo visible y a lo invisible de la vida, a no solo ver los efectos, sino las fuerzas que están atrás de los sucesos.

En la medida en la que vamos adentrándonos en una práctica cotidiana, que no solo implique asistir a clases, descubrimos que, si todos los días nos regalamos ese espacio íntimo y personal, aprenderemos a escucharnos, encontraremos armonía dentro de nosotros mismos.

Esto es muy evidente al final de un período vacacional, que por mucho que lo hayamos disfrutado, vemos lo maravilloso que es volver a nuestra vida cotidiana, cuando en ella ya hemos cultivado hábitos de auto-cuidado que nos sostienen.

Es verdad que existe un gran caos alrededor de nosotros y en el mundo, que la actividad constante que nos rodea, influye profundamente en como nos sentimos, y que se vuelve muy importante el saber decir que no a muchos de los estímulos a los que tenemos acceso.

Para empezar este nuevo ciclo, te sugerimos estar dispuesto a tomar acciones específicas para cuidar tu salud mental, emocional y física. Te proponemos descubrir, si todavía no lo has hecho, ese refugio personal de bienestar que nos ofrece el sendero yóguico cuando es entendido desde un ángulo correcto.

El yoga se interesa en la experiencia del ser, sintiéndose parte de la vida. Lo que llamamos “practicar yoga” es, en realidad, acceder a dicha vivencia y el resultado final, consiste en mantener viva la expresión de dicho prana en nosotros. No tiene que ver con apariencia, sino con experiencia.

En base a estas reflexiones, te invitamos a participar en los talleres que hemos preparado para este próximo ciclo de actividades.