Todos conocemos esa frase que dice:

“Trata a los demás como quieras ser tratado”.

Seguramente has escuchado esta frase miles de veces, y en especial cuando eras pequeño.

Sin embargo, como adultos, parecería que hemos tirado esta frase por la ventana, en el nombre de la prisa y la eficiencia; acusando al ritmo de vida que llevamos por ya no tener tiempo para ser compasivos.

Las filosofías orientales han dado gran importancia a la compasión, y en general, las religiones de cualquier tradición, y desde el sentido común, también sabemos que es una cualidad esencial para la sobrevivencia de la humanidad.

Lo interesante es que los estudios sobre salud, en particular las investigaciones realizadas en de la Universidad de Stanford, han encontrado que si nos proponemos hacer la prueba de practicar la compasión, con intención, en solo dos semanas tendremos como resultado, un efecto fisiológico positivo. La presión sanguínea baja, nuestro sistema inmune se revitaliza y en nosotros aumenta un sentido de calma.

No solo tiene efectos fisiológicos, sino que hacer de la compasión una práctica, nos hace personas mas felices y eleva nuestra calidad de vida.

El efecto sobre los demás es también extraordinario, pues genera una respuesta en espejo y favorece que nos sonrían y que sientan esa misma calma y compasión que nosotros estamos experimentando. Es decir, iniciamos un efecto en cadena extraordinario.

Realizar una práctica contemplativa diariamente, como lo es la meditación, o en concreto una práctica sistemática de gratitud, eleva la producción de oxitocina en nuestro sistema; y es la oxitocina lo que secreta el organismo en momentos en los que nos sentimos nutridos y cuidados, disminuyendo nuestra ansiedad, así como otros síntomas de estrés. Se dice que incluso, incrementa nuestra generosidad.

Ahora, como practicar compasión con el que se te cierra mientras manejas, o con aquél colega del que recibes una respuesta agresiva o inclusoviolenta cada día, o cuando tu pareja espera que tu le digas siempre, donde están las cosas en el refrigerador.

CINCO MANERAS DE PROFUNDIZAR EN TU SENTIDO DE COMPASION

Encuentra un territorio común. Dentro de tus relaciones, busca similaridades, mas que diferencias. Sentir empatía y recordar nuestra humanidad tiene el efecto inmediato de calmarnos, de ofrecernos una mirada incluyente, en lugar de excluyente.

Escucha. Toma un respiro antes de responder. Deja que en tu mente haya espacio para darte una oportunidad de volver a escuchar, dentro de ti lo que acaban de decirte, casi como si te lo repitieras a ti mismo antes de contestar. En general, empezamos a formular una respuesta, incluso antes de que la otra persona haya terminado de hablar. La mayor parte de los problemas de comunicación tienen que ver con lo que asumimos, no con lo que la otra persona quiso decir en realidad.

Suspende el juicio por unos momentos y permite que la otra persona termine de expresarse. Da respuesta a lo que la otra persona siente y no solo a lo que dice. Con frecuencia tenemos gran dificultad para comunicar lo que sentimos.

Recuerda que cada uno de nosotros nos encontramos en el viaje de la vida, y nadie ha llegado a su destino; estamos en proceso. En realidad todos podemos aprender de los demás si les damos espacio para expresarse.

Mira hacia tu interior. Reflexiona sobre las áreas de tu vida en las que puedes recordar cual ha sido tu propio recorrido personal. Con frecuencia creemos que siempre hemos sido como somos hoy, sin embargo, si hacemos memoria, podremos vernos a nosotros mismos en otros momentos de nuestra vida, podremos tener una imagen de momentos en los que poseíamos menor madurez de la que quizás tenemos hoy en día.

Reflexiona sobre las áreas de tu vida en la que tu mismo eres duro para juzgarte, es probable que tu mismo no tengas tanta confianza, compasión o aceptación de ti mismo.

Cuando cultivas estas cualidades hacia ti mismo, te descubres mas compasivo hacia los otros. Puedes tener mas paciencia e incluso aprender a reírte de aquello que a veces tomas con tanta seriedad. Si cultivas la compasión empezando en casa, podrás tener gestos de amabilidad contigo mismo y con los demás. Nunca sabemos la resonancia que puede producir en alguien, esa palabra amable, ese detalle pequeño, esa cortesía inesperada. Quizás prevenga a alguien de expresarse desde la ira, o lo invite a que ese mismo gesto que recibió de tí, lo extienda a los demás que encuentre su camino.