Cuando estudias tu sistema nervioso desde la perspectiva de una experiencia corporal consciente, atestiguas tu ser profundamente: tu sistema nervioso sostiene el holograma de tu personalidad y tu sentido de ser…se te invita a equilibrar tu ser perceptivo con tu ser activo, a equilibrar tu yo central (quien eres) con tu yo periférico (cómo consigues lo que necesitas) y a equilibrar tu yo alerta y defensivo con tu yo relajado y que se nutre a sí mismo.”
Con frecuencia nos preguntamos sobre la destructividad del ser humano.
Una respuesta posible podría ser que nuestras experiencias traumáticas a lo largo de la vida no permiten que se desarrolle adecuadamente nuestra capacidad para la autorregulación. Aunado a ello, nos encontramos expuestos a demasiados estímulos externos lo cual resulta difícil de procesar cotidianamente. Cuando como niños no tuvimos la suerte de vivir en entornos donde nos sostuvieran afectivamente, nuestros referentes internos de auto-contención y de conexión no quedan bien establecidos.
Cuando comprendemos la función del sistema nervioso y cómo se forma este durante la gestación, para continuar desde ahí su proceso de maduración, nos damos cuenta que la autorregulación de los procesos internos y la capacidad para un eficiente involucramiento con el mundo externo, comprende una de las tareas mas trascendentes del sistema nervioso.
Un sistema nervioso bien regulado es determinante para poder reconocer nuestras propias necesidades, uno que sea capaz de responder adecuadamente a los requerimientos del mundo exterior, ya que, de lo contrario, estamos expuestos a desarrollar mecanismos auto-destructivos, tanto emocionales, como físicos, o comportamientos sociales dañinos.
La importancia de aprender de celebrar la vida aconteciendo en nuestro cuerpo, así como todos sus misterios y potencialidades, no es algo que acontece habitualmente; aún cuando resulta la tarea más natural cuando decides poner atención a tu cuerpo desde la experiencia directa.
Hemos reducido la experiencia de nuestro cuerpo a una realidad mecánica, lo cual deja de lado la auténtica sensualidad y riqueza de las experiencias sensoriales.
La negación del cuerpo ha sido indoctrinada silenciosa e inconscientemente en nosotros, y ello a llevado a que la experiencia física sea casi insípida, a menos que sea muy ruidosa, exagerada, o incluso artificial. De ahí, que podemos observar una tendencia en el ser humano, a buscar experiencias extremas en los deportes, en los juegos y en la sexualidad.
¿Cuales serían algunas características que favorecen un continuo perceptual sano?
- Dejar de lado expectativas de lo que debemos sentir.
- Atender a esas sensaciones momentáneas y fluctuantes que van dándose instante a instante.
- Resistir la tentación a quedar detenidos o atrapados en una sola experiencia.
- Navegar las experiencias corporales desde la respiración.
- Cultivar el arte de mirar desde la conciencia testigo.
Practicar Yoga, no siempre garantiza el logro de este equilibrio entre sensación y acción. Es por ello que muchos practicantes hoy en día nos hemos adentrado en el lenguaje somático; entendiendo por ello que la presencia plena comprende una inteligencia sinergista, que surge cuando damos tiempo a la inclusión de todos los recursos que nos ofrece cada tejido, cada fluido y cada célula de nuestro cuerpo, ya que cada sistema de nuestro organismo posee habilidades únicas para percibir y responder.
El objetivo del movimiento somático es agudizar la conciencia sensorial y motriz de la persona, al servicio de su autoconocimiento, reorganización, sanación, para enriquecer su vida, al igual que sus interacciones con otros.