Vivimos en tiempos de proporciones míticas. Nuestros ancestros han caminado senderos similares antes que nosotros. Ellos supieron como enfrentarlo. No estamos solos. Estamos en una línea que es continua desde ese pasado que sigue siendo nuestro, y que nos brinda el soporte y el apoyo en cada paso que demos en estos momentos cruciales.”
Esta es una oportunidad que nos da la vida para adentrarnos en un proceso de exploración personal intensiva, frente a la agitación que estamos viendo en el mundo entero.
Está en nosotros la elección de elevar nuestra conciencia para que, aún a distancia, podamos crear apoyo entre nosotros y colaboración mutua, para que juntos podamos encontrar una nueva visión. Es el momento en que unidos podemos crear formas nuevas de pensamiento y de acción. Seamos capaces de trascender el lenguaje de polarización.
La primero que debemos plantearnos es sobre nuestro lugar frente a esta situación, y a este reto; ello al margen de las opiniones que podamos tener sobre el manejo de los distintos gobiernos sobre la situación. Saber cómo me siento yo y cuál es mi papel frente a la humanidad, desde mi propia humanidad.
Este es un tiempo de limpieza y transformación, marcado por un miedo colectivo que esta saliendo a la superficie. Si combinamos este entendimiento con un sentido de presencia, este es un momento esencial para corporizar nuestra conexión con los otros, aún en la distancia.
La clave de todo esto es ser capaces de encontrar el punto medio entre el sentido profundo y el poder actuar con inteligencia y conciencia.
Veámonos a nosotros mismos como vehículos, para ser selectivos de qué compartir, cómo apoyar, qué decir.
En Yoga y Ayurveda nuestros sentidos son los que determinan como regulamos nuestras relaciones. Son ellos: la vista, el tacto, el olfato, el oído y el gusto, los que distorsionan o regulan lo que entra a nuestro cuerpo y a nuestra mente.
Cuidémonos mucho.
Refugio es la palabra que viene a mi mente, el refugio y santuario de nuestro sistema nervioso. Habitar en ese espacio interno donde podemos encontrar la regulación, la armonía, la intuición y las respuestas correctas.
Es el tiempo para ser, y a cambio de ello restringir el hacer. No te satures de otras maneras. Es tiempo de conectarnos con nuestra respiración. En la medida en que bajemos el ritmo, nos conectaremos con las frecuencias naturales de ser y de la naturaleza misma que es lo somos nosotros.
Recordemos que nuestra biología dicta nuestra verdadera esencia.
Seamos responsables de nuestra propia inmunidad, a través de no exponernos no solo al contagio, sino al exceso de información. Seamos selectivos de las fuentes que elegimos. Busquemos el aspecto humano del lenguaje informativo, sin caer en lo ilusorio o romántico y fantasioso.
Aún cuando es un gran reto, cuando somos capaces de unimos, nos mantenemos en el espacio de la conciencia expandida frente a todo lo que está presente, y es entonces cuando podemos ver la perspectiva mas amplia y panorámica.
Cuando vemos la historia debajo de la historia, llamamos a las fuerzas internas, a nuestros recursos internos y a la resiliencia que viene a nosotros desde nuestros ancestros como un derecho inalienable de nacimiento.
A través de la historia, las culturas originarias del planeta supieron siempre que es inútil enfrentar el futuro sin conectarnos al pasado y a nuestros ancestros.
Reconozcamos que no estamos solos, que nuestras conexiones son verticales al tiempo de ser horizontales. Estamos conectados con todo lo que ha traído a la humanidad a este momento mítico.
Toda la inteligencia, creatividad, sabiduría, compasión, conexión a la tierra la tienes en tu sistema, te viene de tu linaje ancestral, esperando a que accedas a ello y tomes tu lugar en tu tribu.
Estamos frente a una oportunidad única para voltear nuestra mirada hacia el planeta y tener una perspectiva humana frente a los retos del cambio climático. Cada uno de nosotros podemos ser parte de elegir un nuevo rumbo.
Hari Om,
Rosemary Atri