Hablando de samskaras corporales y movimiento corporal debemos considerar que tanto el cuerpo como la mente se vuelven adeptas a lo que realizamos repetitivamente día a día. De una manera u otra, lo que pensamos, hablamos y hacemos cotidianamente va conformando a nuestra mente, y nuestra mente se expresa, dando forma a nuestro cuerpo, tanto estructural como fisiológicamente.
Nuestros patrones de movimiento mentales y físicos son los samskaras que nos mantienen en visiones reducidas de nuestro propio potencial.
Si tu cuerpo se acostumbra a estar en posturas habituales, desde estar sentado, de pie, o realizando tareas cotidianas que se repiten, tales como teclear nuestros teléfonos, cargar nuestra bolsa o portafolio, cargar a un bebé, o realizar ciertos ejercicios repetitivos, el cuerpo se irá moldeando de acuerdo a ello.
Sin darnos cuenta, nuestra práctica de yoga puede caer también en ese rubro de lo repetitivo.
La introducción del lenguaje de conciencia somática o corporal comprende invitar a la sensación y a la auto observación al terreno de nuestra práctica para evitar este condicionamiento adicional o samskara en nuestra vida. Esto consiste en no solo explorar como perfeccionar asanas o secuencias, sino dedicar tiempo a que los practicantes sientan, conozcan y exploren el movimiento para acceder a un lenguaje que se exponencia y que les entrega el poder sobre la práctica personal.
Es por ello que hoy en día estamos dándonos cuenta que la enseñanza requiere de la introducción de ciertos movimientos complementarios para comprender bien los componentes de las asanas, así como saber desglosar las habilidades comprendidas durante las transiciones entre ellas.
Podríamos describir estas acciones como movimientos funcionales que nos ayudan a percibir de mejor manera como hemos perdido control de ciertos movimientos y a cambio de ello, otros se nos han vuelto habituales.
Nuestra práctica de yoga debe ofrecernos una diversidad de movimientos que nos permitan identificar no solo a las asanas como formas, sino el como las realizamos y el como transicionamos de un movimiento a otro, y en ese lenguaje más que algo correcto y algo incorrecto, podemos encontrar diversas expresiones funcionales de movernos.
La realidad es que si damos tiempo a la observación de nosotros mismos, o de nuestros alumnos, descubriremos que hay músculos, o áreas completas del cuerpo que no involucramos en las acciones que realizamos. Habrá zonas del cuerpo que ya son flexibles, e incluso hiperlaxas, mientras otras son fuertes o incluso rígidas, y recurriremos a ellas, una y otra vez, fomentando con ello patrones de desequilibrio y de desgaste. Entre las consecuencias mas visibles de este uso inadecuado de nuestro cuerpo, veremos que las articulaciones empezarán a presentar desgastes innecesarios, pero muy comunes.
Cuando comprendemos los distintos componentes de las posturas, podemos proponer realizarlas con variaciones que le permitan al practicante cambiar patrones de movimiento. Si entramos a ellas de otra manera, o desde un ángulo distinto, o utilizamos los brazos en menos extensión, o las rodillas en flexión veremos que el cuerpo podrá dar oportunidad a que áreas demasiado rígidas adquieran movilidad y áreas demasiado flexibles conozcan la estabilidad.
Un ejemplo podría ser Utkatasana que tiene el potencial de fortalecer los isquiotibiales, mejora el equilibrio y contribuye a involucrar a los oblicuos, pero que cuando se realiza demasiado abajo o el peso se traslada excesivamente a la parte frontal del cuerpo, debilitará a la musculatura del área lumbar.
La comprensión de estas acciones tal vez requiera que le presentes a tu alumno otros movimientos funcionales que le permitan entender como no sobre utilizar áreas flexibles y como involucrar a músculos mas profundos, o como estabilizar ciertas articulaciones de manera más eficiente.
EL DISEÑO INTELIGENTE DE NUESTRA ANATOMÍA – SAMSKARAS CORPORALES Y MOVIMIENTO CORPORAL
Existe una inteligencia natural en nuestra mapa de movimiento, la cual requiere ser mantenida para seguir moviéndonos eficientemente y con comodidad, de lo contrario serás muy eficientes en unas acciones, pero perderás rango de movimiento y estabilidad en otras. Lo que se necesita es que sigas pidiéndole a tu cuerpo que utilice todas sus habilidades si no quieres que desaparezcan de tu espectro de movimiento. Si te sientas la mayor parte del tiempo, poco a poco lo irás realizando a base de desplomarte, y cada vez te será mas difícil comprender como utilizar el arraigo y la fuerza que se requieren para levantarte.
LA DIFERENCIA ENTRE FLEXIBILIDAD Y MOVILIDAD
Movilidad se refiere al equilibrio existente entre flexibilidad y control, mientras que la flexibilidad no siempre comprende estabilidad o control para movernos intencionalmente.
La estabilidad de las articulaciones se logra cuando los músculos diseñados para extender se involucran plenamente, y dan soporte al rango de movimiento del que somos capaces en cada postura.
El desarrollo de la conciencia somática abre en el practicante un espectro de percepción mas amplio que le permitirá observar hábitos de compensación que tal vez esté realizando. Si logra reconocer donde está limitado su rango de movilidad, podrá hacer ajustes en las posturas para progresar en ellas de manera secuenciada y organizada, en lugar de querer realizarla como la ve en su versión completa.
La clave de este proceso es ir corporizando poco a poco, las distintas claves de alineamiento, en lugar de realizarlas todas al mismo tiempo.
Forzar a las posturas por no saber identificar la relación compensatoria entre las distintas partes del cuerpo comprende poner en riesgo nuestra integración estructural y contribuye a crear lesiones a largo plazo.
Las acciones correctivas son muy valiosas, pues comprenden poner en contexto el abuso de la flexibilidad a costa de la estabilidad articular en la mayoría de los casos.
Entre las cosas mas valiosas que enseña un trabajo funcional a un practicante es el revelarle el control que realmente tiene sobre acciones combinadas y la capacidad para valorar la delicada y a la vez sofisticada interrelación que debe existir entre fuerza, flexibilidad y equilibrio.