“Cuando reconocemos nuestras raíces, podemos encontrar el apoyo necesario para mirar hacia adelante con tranquilidad, y actuar con confianza”
Muchos de los obstáculos que enfrentamos en los diversos ámbitos de nuestras vidas suelen estar relacionados con el lugar que ocupamos en nuestra familia; el miedo al abandono, la incapacidad para expresar nuestros sentimientos, la rigidez, la falta de iniciativa en el ámbito profesional, las oportunidades que se nos van sin darnos cuenta, la falta de prosperidad, los desacuerdos con la pareja, o la ausencia de ella, los constantes rompimientos con quienes amamos, o la depresión, pueden estar relacionados con un sentido de pertenencia perdido, o con un desorden en nuestro sistema familiar.
De cierta manera repetimos destinos de quienes nos precedieron, lo cual nos impide vivir con plenitud.
El objetivo de las constelaciones es restablecer equilibrio y armonía con nosotros mismos y con nuestra familia, descubriendo las dinámicas ocultas que hay dentro de nuestro sistema familiar, ofreciéndonos una posible solución a nuestros conflictos.
Nuestras imágenes inconscientes muestran la lealtad hacia nuestra familia actual o hacia nuestros antepasados. Por medio de un proceso de trabajo grupal, en el que los participante funcionan como representantes de nuestro sistema, podemos “echar una mirada” a la forma en que pudieramos estar repitiendo destinos de quienes nos precedieron, y la manera en que esto estaría impidiendo que vivamos en plenitud.
Al poder ver estas imágenes representadas, podemos lograr poner un orden y sentir la reconciliación y sanación de nuestras heridas. En particular, logramos reestablecer un equilibrio.
Ejemplos comunes de desorden podrían ser cuando los hijos actuan como si fueran los padres y los padres tienen actitudes infantiles, o cuando un abuelo ocupa el lugar de los padres, y esos padres dejan de desempeñar su rol.
Las constelaciones o configuraciones familiares son una metodología terapéutica que nos ofrece la oportunidad de revisar vínculos inconscientes que tenemos con los miembros de nuestro sistema familiar, los cuales pueden mantenerse vigentes, a lo largo de varias generaciones.
Bert Hellinger, quien es considerado el creador de este sistema, habla del patrimonio de creencias heredadas de generaciones atrás, de esquemas de pensamiento y comportamiento que llegan a afectar nuestras relaciones personales, nuestro trabajo, e incluso nuestra salud.
El trabajo sistémico, o de Constelaciones Familiares opera como una forma de revelar resoluciones profundas y sanadoras.
El campo morfogenético, identificado por el biofísico Rupert Sheldrake, es considerado como el lugar donde residen los patrones de información de nuestro linaje familiar. Ese campo energético-informacional contiene esa estructura heredada, equivalente al ADN de nuestros sistemas emocionales. Es en ese mismo campo donde podemos identificar las heridas que vienen a nosotros de nuestros ancestros, y a la vez se convierte en el camino hacia la resolución.
Los tres aspectos principales que se revelan, a través de este trabajo son:
- El sentido de pertenencia
- El orden del sistema y
- El equilibrio entre dar y tomar
Nuestro anhelo mas profundo es el sentido de pertenencia. Es una fuerza que guía nuestra vida. Deseamos ser vistos y reconocidos. Todos los miembros de nuestro sistema familiar necesitan ocupar el lugar que les corresponde. Cuando alguno de ellos ha sido excluido, podría afirmarse que el alma de nuestro clan, no se encuentra en paz.
Si bien, nuestra cultura actual, fomenta el individualismo, una parte ancestral de nosotros siente la necesidad de conectarse al alma tribal.
Cuando alguno de nuestros ancestros, debido a circunstancias diversas de trauma, dolor, accidentes, o cualquier otro tipo de desorden, queda excluido del sistema, olvidado o rechazado, es importante incluirlo nuevamente.
A veces quienes han sido víctimas de la fatalidad, son traído al presente, de manera inconsciente, por miembros de generaciones posteriores, viviendo circunstancias similares, en formas que no comprendemos.
Esto sucede, a manera de una lealtad oculta, que conlleva no negarle a nadie el derecho a la pertenencia. Esto es visto por Bert Hellinger como un amor tan grande que uno de los miembros prefiere morir, antes que “traicionar” al sistema.