El movimiento es nuestro primer lenguaje”

Bonnie Bainbridge Cohen

Explorar la riqueza que el movimiento nos ofrece es el sentido primordial del yoga. Si durante muchos años hemos querido lograr realizar las posturas, a veces a costa de lesionarnos, sería interesante preguntarnos hoy en día, ¿que pueden hacer las posturas por nosotros en tiempos de tanto estrés, y en una etapa histórica donde nuestros hábitos corporales contribuyen enormemente a nuestro propio desgaste y deterioro?

Pasamos mucho tiempo frente a equipos electrónicos, otro tanto sentados, y en general no en superficies muy confortables. A veces, cuando decidimos practicar algún ejercicio no por ello nuestro movimiento se vuelve mas ágil. Estamos enfrentando una epidemia de dolor de gran magnitud, a nivel mundial, y reconocemos que no se puede resolver con calmantes y cirugías.

“Todo aquello que comprenda repetición no contribuye, a la neuroplasticidad”
— Juan Nieto

Cualquier práctica de movimiento que realicemos debe conducirnos a enriquecer nuestra expresión creativa en acción. Lo que más disfruta nuestro cuerpo es de libertad, fluidez, sentido de integridad y espacio interno, y sobre todo de un sentido de juego. Nacimos para caminar, para movernos, no para pasar tanto tiempo estáticos. Las posturas estáticas son las mas incómodas corporalmente.

El cuerpo tiene el potencial para moverse de miles de maneras, de hecho el movimiento es su lenguaje principal. A través de él expresamos todas nuestras e-mociones. Su diseño es excepcional, y cuando descubrimos las múltiples sutilezas de su arquitectura biointeligente no solo abrimos los canales de la vitalidad, sino que podemos saborear su versatilidad del movimiento prácticamente como un lenguaje poético y creativo.

Un cuerpo que se expresa libremente, se conserva mas sano, mas juvenil, y en especial procesa mucho mejor las emociones. La rigidez física y la rigidez mental tienen una estrecha relación. El cuerpo requiere fuerza, flexibilidad y equilibrio en constante relación.

No son los grandes movimientos los que apoyan constantemente la expresión del cuerpo en todas nuestras actividades cotidianas, sino aquellos que son mas sutiles.

Tendemos a repetir una y otra vez las mismas acciones y no solo se vuelve habitual lo que hacemos, sino monótono y aburrido, y la peor parte es que si no ponemos luz sobre lo que hacemos, perdemos poco a poco, y mas y mas, nuestras facultades.

El cuerpo nos permite iniciar un movimiento desde diversos lugares y eso nos ofrece la oportunidad de experimentar diferentes sensaciones que amplían nuestro campo sensorial.

Es común pensar que todo lo que hacemos corporalmente está solo sostenido por huesos y músculos, pero en realidad todos los demás sistemas juegan un papel igual de importante en el soporte de como articulamos nuestros movimientos. Presencia, calidad y conciencia en nuestra expresión nos da autenticidad, y nos deja reconocer nuestra esencia multidimensional. Nuestros órganos también sostienen nuestra estructura, así como la fluidez de la sangre, o el espacio y papel que ocupa nuestro sistema nervioso, el cual está profundamente implicado en nuestra movilidad. Si falta espacio interno se deteriora nuestra salud.

En el movimiento debe poder haber expresión, improvisación, creatividad y desde luego técnica, pero mas que un hacer, debe ser una vivencia plena.

Si el cuerpo es total, podemos sentir y experimentar todo lo que acontece: la quietud, el caos, el equilibrio, así como la energía que se expresa desde nuestra intuición.

Movernos ágilmente es nuestro derecho, no solo un privilegio que algún día perderemos por la edad. De nosotros depende que no se precipite nuestro deterioro.

Todos tenemos el potencial de despertar, sentirnos activos y llenos de vitalidad, con una energía capaz de mantenerse a lo largo del día, para finalmente cerrar nuestra jornada amablemente con un descanso reparador.

Cuando sabemos administrar la fuerza vital, es decir la fuerza del prana, a lo largo de nuestra vida cotidiana, somos mas capaces de reconocer el sentido de nuestra existencia, y en yoga decimos “podemos realizar nuestro dharma”.

Vivir cómodamente en nuestro cuerpo, comprende tener una relación creativa con la gravedad, mantener un buen arraigo y saber usar siempre la propulsión desde un cuerpo centrado. La comprensión de como el cuerpo está integrado y conectado por medio del sistema miofascial nos permite entender que la calidad del movimiento es mas importante que el rango o la cantidad de repeticiones. Si mantienes la biointeligencia de tu cuerpo, no solo conservarás, sino que enriquecerás tu funcionalidad en el movimiento.

La manera en que nos movemos, proyecta quienes somos, refleja como nos presentamos ante los demás, como negociamos con el otro desde lo mas sencillo hasta lo mas complejo, desde lo familiar hasta lo profesional.

Jugar con el movimiento comprende resolver problemas de movimiento, ya sean nuestras actividades cotidianas, el participar en un maratón, resolver una lesión en la zona lumbar o en el cuello. Sabemos bien que podemos desarrollar músculo donde se ha perdido, pero lo importante es no solo desarrollar músculos por una motivación estética, sino para resolver un problema de fuerza, de funcionalidad, de movilidad, de sostén o de propulsión.

Somos un sistema orgánico, no mecánico que evoluciona, crece y aprende.

La curiosidad y el sentido de juego en el movimiento nos ofrece variabilidad, creatividad, complejidad y significación.

RELACIÓN CREATIVA CON LA FUERZA DE GRAVEDAD

Vivimos en una era creativa, y nos encontramos en un momento crucial en el que tenemos que dar un salto desde la comprensión de una anatomía reductiva y fragmentada sobre el sistema musculo-esquelético, tal como lo entendimos desde Versalius, hacia la actual visión que nos aporta el modelo de Anatomy Trains de Tom Myers, y de los demás estudiosos de la fascia, las matemáticas fractales, la teoría de sistemas y las múltiples investigaciones que nos hablan de la fuerza de transmisión miofascial.

La comprensión de partes anatómicas debe hoy en día unirse para expandirse y así enriquecer nuestra visión sobre movimiento y fisioterapia desde una mirada mas transformadora.

Para comprender el papel de la fuerza de gravedad es importante poder analizar la teoría sobre la marcha humana en el caminar, y entender el papel que juega la reacción de fuerza de la tierra.

La amnesia sensomotora que nos produce nuestro estilo de vida contribuye enormemente a que perdamos nuestra Inteligencia Kinestésica, y nos volvamos iletrados a nivel de movimiento.

Es a través de la combinación de gravedad y la respuesta que nuestros tejidos den al impulsarse, lo que permite que ganemos en dicha energía. Cuando usamos al cuerpo en movimiento para alargar los tejidos, reclutamos energía contenida en el sistema y luego se produce un retorno de energía kinética (es decir, energía en acción).

Aspiramos a movernos relajada y fluidamente a través de incorporar a todo el cuerpo.
El ingrediente de conexión universal es el tejido miofascial, un elemento de nuestra anatomía, previamente subestimado; y hoy reconocido como un elemento multifacético que une, a la vez que separa, cada órgano y parte de nuestro cuerpo, y que funciona como estabilizador y promotor del movimiento.

Caminar sobre nuestros dos pies requiere un acto de equilibrio tan relevante que es descrito como ¨caida controlada¨ es decir que si no somos exitosos en poner un pie delante del otro para caminar, nos caeríamos.

Nos movemos mientras pensamos, tomamos o dejamos cosas, apuntamos hacia algo o nos resistimos ante algo que nos amenaza. Se requiere al sistema nervioso y al cerebro, se requiere planeación y la habilidad para predecir acciones y reacciones. Muchos sentidos cooperan en una acción.

En estricto sentido estaríamos analizando a un sistema neuro-myofascial-esquelético- vestibular.

Nuestro cuerpo trabaja todo el a un mismo tiempo, para evitar un impacto innecesario de distorsión que llegue hasta la cabeza.

El sistema miofascial es reactivo mas que dirigido de forma consciente. El cuerpo posee miles de receptores a lo largo de todo el cuerpo y son estos los que constantemente perciben los cambios en tensión y en posición.

Para comprender como caminamos debemos comprender los tres planos (sagital, frontal y transverso) pues el cuerpo se mueve constantemente cambiando de posición.

Somos fundamentalmente un sistema para caminar, para movernos. El cuerpo no es una estructura sólida, nosotros al saltar sobre un trampolín no solo estiramos la superficie sobre la que saltamos, sino que alargamos y utilizamos la elasticidad de nuestro propio cuerpo.

Caminar comprende una interacción entre el impulso de acción para expresar nuestra marcha, la fuerza descendente de la gravedad y el soporte que nos dan la fuerza de reacción de la tierra.

El pie humano realiza una compleja acción entre soporte y movilidad a través de los 26 huesos que constituyen a cada uno de ellos, por medio de la pronación y supinación y por el uso adecuado de todos sus apoyos. Su movilidad es fundamentalmente una espiral vertical que va de talón a dedos.

El Homo Sapiens sacrifico fuerza y velocidad por eficiencia y generalización. Minimizo el gasto energético que utilizaba para buscar alimento, y a cambio de ello maximizó las muchas estrategias que desarrolló para atrapar, encontrar y cosechar.

Nuestros cerebros requieres dieciséis veces mas energía que los músculos.

En nuestra exploraciones aprendimos a utilizar al pie de una manera mas eficiente, comprendimos la relación entre las articulaciones, el desarrollo de las curvas primarias y secundarias y la manera en la que podemos equilibrarlas.

EXPRESARSE DESDE UN CUERPO CENTRADO

En el mundo del ejercicio se utiliza mucho el concepto de fortalecer el centro y de realizar ejercicios que lleven a los músculos del abdomen a contraerse.

Sin embargo, en un mundo donde la vida sedentaria es muy común, con la epidemia de obesidad, el ejercicio está prácticamente dirigido a adelgazar la cintura y a obtener un abdomen plano. Para otras personas, el fortalecer el abdomen está asociado con combatir el dolor en espalda baja.

Lo que queremos comprender aquí es que es lo que entendemos por un núcleo que sea fuerte, y saber de que manera ello contribuye a centrar la pelvis y a tener estabilidad en los músculos del centro corporal.

Entender el papel del núcleo y los músculos que lo componen es comprender que el centro se convierte en un andamiaje muy especial para centrar a la pelvis y para mantener la dinámica de la columna.

En el mundo del ejercicio encontramos a muchas personas con rigidez excesiva en esta zona, mientras que en el mundo del yoga nos encontramos con muchos practicantes que presentan hiper-movilidad en el área lumbar.

Donna Farhi y Leila Stuart en su libro Pathways to a Centered Body hacen una especial distinción entre músculos primarios y músculos secundarios. El músculo primario a explorar es el psoas, o más bien el complejo del iliaco y el psoas, que es un complejo muscular profundo, situado atrás de la pared abdominal y no accesible a la palpación. Además, los diferentes anatomistas tienen perspectivas distintas sobre la función del psoas.

Su papel es multidimensional en relación a nuestra experiencia de estabilidad, fuerza, comodidad y coordinación.

El trayecto del psoas es doble, de lado izquierdo y derecho, desciende desde la doceaba vertebra dorsal y en ángulo diagonal baja hasta insertarse en el trocánter menor.

Su misma estructura nos lleva a concluir que crear balance en la zona, debe anteceder a su fortalecimiento.

Los seis protocolos que proponen en su libro:

Encontrarlo: Es difícil cambiar nada sino reconocemos donde está y como funciona. El campo de la anatomía experiencial usa imaginería sobre la estructura, combinado con conciencia creada a través del movimiento.

Suavizar e Hidratar: Alargar cualquier músculo sin preparación contribuye a una defensividad corporal. Con frecuencia, en el campo del yoga, se lleva al prácticante a realizar posturas estáticas sin suficiente preparación. Considera lo que sucede con cualquier masa de galletas que si está trabajada y cómo lleva a que si se le pueda dar forma. Ejercicios de pulsación y de oscilación nos ayudan a preparar y a generar una circulación fluida.

Liberar y Alargar: Cuando incorporamos el soporte de la respiración diafragmática aprendemos a liberar y a alargar los músculos. Un estiramiento gentil y suave hidrata al tejido myofascial.

Equilibrar y Balancear: Cuando existen asimetrías significativas entre ambos lados es importante resolverlas para evitar que se agudicen. Los movimientos asimétricos y las adecuadas torsiones contribuyen a resolver estos problemas estructurales y funcionales.

Fortalecer: Una vez comprendido e integrado todo lo anterior, se puede proceder a activar debidamente al psoas, ya que solo así los músculos secundarios operarán en sinergia.

Movernos desde ahí: Aprender a mover desde un lugar seguro a la pelvis asegura que no vamos a comprometer al psoas, a que podremos realizar alargamientos de una manera segura y a poder sostener tanto posturas de yoga, como posturas en la vida cotidiana sin rigidez. El desgaste de esta zona es muy común y también es común escuchar que es normal y que debemos resignarnos, lo cual no es cierto. Las lesiones en la zona lumbar están muy relacionadas con un mal funcionamiento de rodillas y tobillos y con problemas en cervicales.

Buena movilidad evita desgastes innecesarios en las articulaciones y contribuye no solo a envejecer mejor, incluso en muchas ocasiones te conduce a recuperar mayor agilidad, mas gracia en tu caminar, mas ligereza en cada uno de los movimientos que realices.

Aprende a a moverte desde la curiosidad, no desde la repetición y la obediencia.