El poder sanador de la respiración es indudable, sin embargo, lograr una salud respiratoria puede ser mas complejo de lo que pensamos.

La razón principal para esta complejidad es que respirar saludablemente no depende de realizar mayor esfuerzo, sino de poder liberar a la respiración, de poder quitarle todas las ataduras que le impone nuestra estructura corporal al haberse cubierto de capa sobre capa de estrés y tensión que nos aprisiona.

El estrés que se acumula en nuestro cuerpo viene de muchas fuentes: la falta de descanso, el exceso de interacciones sociales, la alimentación poco nutritiva, el ruido constante que nos rodea, la auto exigencia física, mental o emocional, la exposición a los diversos electrónicos, la toxicidad del medio ambiente, la dificultad para asimilar y digerir un cúmulo enorme de información sensorial en el día a día.

Cuando nos interesamos en la práctica de la respiración, o siendo yoguis en la práctica de pranayama, nos encontramos a veces, que la información que llega a nosotros, está llena de contradicciones.

Parecería que la información sobre qué significa respirar saludablemente ha pasado por un proceso de teléfono descompuesto. En realidad tenemos miles de conceptos erróneos.

A lo largo de mas de tres décadas de interés en la respiración, como uno de los aspectos mas trascendentales de la práctica de yoga, he escuchado muchas instrucciones que se contradicen entre sí, por lo que me resultó interesante adentrarme mas en el tema.

Me di cuenta que, en general, partimos de premisas que quizás sea necesario cuestionarnos en mayor profundidad.

Por ejemplo, creemos que nuestra respiración está basada únicamente, en nuestra necesidad de oxígeno; y que, para lograr estar mas oxigenados, debemos tomar una respiración mas profunda y larga. Así mismo, pensamos que una respiración saludable requiere el máximo movimiento de los músculos respiratorios.

También pensamos que es necesario realizar una exhalación extendida para limpiar los pulmones. Y hemos considerado que el dióxido de carbono es el producto de desecho y por lo tanto, no contribuye en nada a nuestra salud.

Que pensarías si te dijera que suspirar y realizar exhalaciones extendidas por la boca, no es tan saludable como piensas; y por lo tanto, no te relaja en realidad, así mismo, que al exagerar muscularmente el movimiento cuando respiramos, previene de una verdadera oxigenación.

Cuando te mareas debido a respirar demasiado profundo, no necesariamente se está oxigenando tu cerebro. Mayor volumen respiratorio no te aporta mas salud. Por lo tanto, respirar profundamente no es mejor, y lo analizaremos a continuación.

Revisando lo que nos dicen los textos yóguicos vemos que:

“Cuando el “prana” se mueve, “citta” se mueveCuando el “prana” no se mueve, tampoco lo hace “citta”

Por medio de esta estabilidad del prana, el yogui atiene estabilidady es por ello que debe restringir el “vayu” (aire)”

— Hatha Yoga PradipikaSwami Muktabodhananda Capitulo 2, verso 2, pg. 150

Se suele considerar que pranayama es la practica de una inhalación y exhalación controladas combinada con la retención, sin embargo en realidad la inhalación y la exhalación son métodos para lograr la retención.

Es justo, durante la retención, cuando podemos asimilar mas prana, y, fisiológicamente, es el momento en el que se da el intercambio de gases, que nutre a las células, es decir, entre oxígeno y dióxido de carbono.

Cuando nos comparamos con la manera en que vivían los yoguis, y queremos aplicar sus enseñanzas, de forma literal, debemos considerar que la vida de los yoguis era muy activa físicamente y ala intemperie, que caminaban distancias largas, y no solo “hacían ejercicios de condicionamiento”. Sus intercambios sociales eran mucho menores que los nuestros, por lo que tenían muchos mas momentos de silencio, estaban mas en contacto con la naturaleza y comían mucho más saludablemente.

Mientras que nuestra vida actual es mucho mas estresante, pasamos mucho tiempo sentados, utilizando múltiples aparatos electrónicos, hablamos mucho, no comemos tan sanamente, y nuestros medio ambientes están artificialmente ventilados. Podemos pasar meses sin estar en contacto con la naturaleza, y las grandes ciudades están iluminadas todo el tiempo sin permitirnos descansar plenamente, ni en la noche.

Es por todo esto que pedirle a nuestros alumnos que respiren profundamente, no resulta funcional. Toda esta forma tan demandante de vivir nos hace mantenernos en un estado casi constante de hiperventilación, lo cual no es tan obvio, pero si te observas a tí mismo, te darás cuenta que pasas mucho tiempo con la boca abierta, durante tus actividades, y que tu respiración se agita bastante. Desde luego, ese no era el estado en el que vivían los yoguis originales.

Hay que dejar de realizar respiraciones largas, ruidosas y artificiales, pues no nos ayudan en realidad a oxigenarnos. Al contrario, privan de oxígeno a nuestras células y en particular a la mitocondria.

Muchos síntomas y enfermedades están asociados con la hiperventilación, desde presión alta, asma, acidéz, dolores musculares, ansiedad, pérdida de memoria, fatiga crónica, etc.

El dióxido de carbono es un mediador para el oxígeno. El mejor antioxidante es el dióxido de carbono, y es el regulador de la alcalinidad y la acidez del organismo. Cuando nos hiperventilamos, el dióxido de carbono es expulsado demasiado pronto y por lo mismo no le da tiempo de realizar su función metabólica mediadora.

Aunque haya mucho oxígeno en el organismo, si no está disponible para nuestro cuerpo, se produce ácido láctico, y hace que los músculos duelan como pasa en la fibromialgia.

Respirar de mas no ayuda en nada al funcionamiento del cerebro. La médula espinal es la que lee los volúmenes de oxígeno en la sangre y para ello necesita al dióxido de carbono.

¿Entonces que podemos hacer por nuestra respiración?, ¿Cuáles serían las estrategias?

  • Iniciar por liberar al cuerpo de tensiones musculares, por medio de movimientos conscientes y relajantes.
  • Aprender a reconocer nuestras tensiones y poder observar el efecto que las distintas experiencias cotidianas tienen en nosotros, para saber atenderlas a tiempo.
  • Recuperar poco a poco una respiración sutíl y diafragmática.
  • Saber que ello requiere práctica, sensibilidad y conciencia.
  • Reconocer que una respiración forzada entrena a nuestro cuerpo a continuar forzándola mas cada día; es decir, eso se vuelve su estado normal.
  • Saber que la manera en que respiramos crea un hábito mental y físico.
  • Saber que es más importante desmantelar los condicionamientos de nuestra respiración que creer que tenemos que aprender a respirar.
  • Reconocer que la respiración tiene su propia sabiduría y que lo importante es desmantelar las resistencias para permitir una expresión saludable de la misma.