El cuerpo está diseñado para moverse, sin embargo no necesariamente sabemos movernos eficiente y funcionalmente. De hecho todo lo que expresamos es movimiento, incluido nuestro pensamiento. Cuando el movimiento pierde eficiencia, nuestra columna y nuestras articulaciones sufren desgastes progresivos que a la larga nos llevan a vivir incómodos y a perder cada vez mas la capacidad de expresarnos gozosamente a través del movimiento; y ello también empobrece la manera en que pensamos, analizamos y decidimos.

Perder movimiento nos limita mucho mas de lo que pensamos. Sin darnos cuenta, empezamos a dejar de girar la cabeza para disfrutar el entorno, dejamos de ir hacia algo que deseamos, limitamos nuestra expresividad afectiva, descansamos pobremente pues el cuerpo va acumulando cada día mas tensiones que se alojan en distintas áreas del cuerpo, nos cuestan mas las cosas simples como vestirnos, sentarnos, levantarnos o inclinarnos. Todo esto sucede por debajo del radar de nuestra percepción, hasta que un dia es demasiado evidente.

Esto no siempre es resuelto con el ejercicio, ni con otras prácticas corporales como el yoga mismo, pues no siempre ofrecen esa comprensión sutil y a la vez profunda, de como nos movemos.

Ya sea porque damos demasiada importancia a realizar posturas, sin comprender el complejo proceso que implican, como sucede en algunas formas de practicar de yoga, o porque damos un valor enorme a la fuerza muscular como pasa en ciertas formas de hacer ejercicio, ya que en general, desatendemos la funcionalidad del cuerpo como un todo.

El proceso de desarrollo psicomotriz, si bien inicia en el momento del nacimiento, continúa a lo largo de toda nuestra vida. Eso significa que tenemos la gran oportunidad de influir positivamente sobre nuestra postura y nuestro movimiento, a partir del momento en que decidimos expandir nuestra conciencia, y poner atención a la relación que existe entre nuestra respiración, nuestro movimiento y la extraordinaria fuerza de gravedad que nos mantiene en un diálogo con el espacio.

Nuestra cultura favorece en gran medida la desconexión con el cuerpo, y alimenta un concepto, hasta cierto punto estático y objetivizado del mismo. Hemos creído que fortalecer al cuerpo es lo único que podemos hacer para que esté saludable, por lo que solemos realizar movimientos repetitivos para fortalecer a los músculos.

Repetir movimientos a partir de una estructura corporal que no pone suficiente atención a como interactúan los huesos, las articulaciones, las fascias y los componentes de todos los sistemas que somos (sistema nervioso, endocrino, circulatorio, digestivo, etc.) acaba siendo una manera incompleta de movernos.

Pensar que el cuerpo es una estructura a entrenar y a domesticar, con frecuencia lo coloca en un lugar limitado, donde se da mas importancia a la apariencia que a la comodidad y a la sensación.

Una explosión de estudios realizados en las últimas décadas han revelado el poder que tiene la mente para cambiar la estructura del cuerpo. La atención plena contribuye a que la corteza prefrontal produzca mas sinapsis, y a que haya mayor integración entre el sentir y el pensar, lo cual nos vuelve mas auto-conscientes y mas empáticos.

Darle espacio a las sensaciones y a la inteligencia somática da lugar a una conversación entre el tallo cerebral que es la zona del cerebro mas antigua, al cerebro límbico, que se hace cargo de nuestras respuestas emocionales, y a la corteza prefrontal que, si es sostenida por los otros dos cerebros, puede entonces jugar el papel que realmente le corresponde, de modular nuestra expresión emocional y nuestra creatividad.

El cuerpo puede ser vivido como objeto, o puede ser el lugar desde donde realmente nos expresamos y relacionamos con la vida. La diferencia radica en permitir que la experiencia de vivir, momento a momento, esté teñida por la capacidad de «presenciar» y contactar las sutilezas de nuestra vida somática, entendiendo el concepto de » soma», como el cuerpo cuando se vive de dentro hacia afuera.

Si das importancia a vivir la experiencia de moverte conscientemente, conceptos tales como: neuroplasticidad, propiocepción, conciencia corporizada, diferenciación, ciclos de propiocepción, autopoiesis e inteligencia kinestésica adquirirán un sentido en tu vocabulario de inteligencia corporal.

  • Descubrirás que a través de prácticas de sensibilidad perceptual podrá cambiar radicalmente como te vives a ti mismo, como habitas tu cuerpo y como te relacionas con la gravedad.
  • Aprenderás a utilizar tu respiración para moverte eficientemente y te replantearás el proceso de envejecimiento.
  • Replantearás los motivos por los que haces ejercicio, cuando descubras que el placer de moverse debe ser la razón por la que eliges una práctica o un deporte.
  • Percibirás como, la manera en la que te expresas corporalmente, teñirá tu manera de ver la vida, así como el modo en que te organizas en el tiempo y en el espacio.
  • Una mejor manera de ceder nuestro peso hacia la tierra para poder movernos con soporte y ligereza a la vez.
  • Descubrirás que al diferenciar entre contenedor y contenido (estructura ósea y órganos) podrás sentir la tridimensionalidad de tu cuerpo y con ello probar distintas maneras de moverte en el espacio que nos rodea.
  • Aprenderás a respirar expansivamente y con ello descubrirás estructuras o diafragmas corporales que establecen conexiones mas eficientes entre las distintas partes del cuerpo.