Lo mas trascendental en nuestra vida es la perspectiva que tenemos sobre el mundo.

La visión dominante actual que rige nuestra vida es que vivimos en un mundo desconectado, y por consiguiente todo lo que caracteriza a ese paradigma es que todo lo que en el existe es considerado materia y que esta se comporta como una maquinaria; eso nos incluye a nosotros los seres humanos y todos los seres vivos.

Sin embargo, a pesar de la predominante polarización que vemos alrededor nuestro y en la que solemos vivir, está surgiendo una visión emergente del mundo que nos plantea, y en realidad nos recuerda, que existe una conexión entre todo. Simplemente pensemos que entre tu y yo hay un campo electromagnético, además de radiofrecuencias, rayos infrarrojos ultravioleta entre otros. Habitamos en un planeta y en un universo entretejido desde la conexión.

Vemos al espacio como vacío pero sabemos que está ahí. Se ha conocido como éter desde las filosofías orientales, mientras los físicos lo han llamado fluctuaciones del vacío, el vacío del espacio cuántico, el espacio dentro de los átomos que es 99.9% y fluctúa con una carga masiva de energía.

La materia se construye a partir de ese vacío fluctuante, y este vacío podría ser lo que unifica todo. El lugar donde oscilan las moléculas y crean un campo coherente a eso le llamamos materia. Vemos la masa gravitacional en ese espacio donde se curvan las moléculas y circulan como espirales.

El estudio de la conciencia ha tomado un giro maravilloso en las últimas décadas, entrando al mundo de la investigación física.

El ser humano, consciente de si mismo, se ha preguntado toda la vida sobre la ubicación de la conciencia, pero en realidad la conciencia no está en el cerebro, sino en el espacio traduciendo eso que se encuentra en el espacio en un intercambio químico y eléctrico.

La pregunta es entonces ¿Está la conciencia en nosotros o nosotros estamos dentro de la conciencia?

Es decir que nuestro cuerpo como totalidad actúa como una antena, una antena muy refinada y estamos recogiendo información del campo cuántico a través de nuestros sistemas físicos.

Cuando reconocemos este hecho, nos damos cuenta que aprender a comunicarnos con nuestro cuerpo a través de lo sensorial, del contacto físico y de todas esos resonadores que residen a lo largo de todo nuestro cuerpo. Si reconocemos ese territorio en donde dialogan el consciente y el subconsciente accedemos a estrategias poderosas para optimizar nuestra salud.

El Sistema Linfático es una extraordinaria frontera de acceso a esas energías, que son tanto sutiles como físicas para poder crear espacio, armonía y gozo en nuestra vida.